El estrés es una respuesta natural y adaptativa del cuerpo ante situaciones que se perciben como amenazantes o desafiantes. Es una reacción física y emocional que puede ocurrir cuando una persona se enfrenta a cambios, presiones o demandas que requieren ajustes o adaptaciones.
En términos simples, el estrés es la forma en que el cuerpo y la mente responden ante ciertas demandas o desafíos. Puede manifestarse en síntomas físicos, emocionales y conductuales, como aumento del ritmo cardíaco, sudoración, irritabilidad, dificultad para concentrarse, insomnio, entre otros.
El estrés puede ser tanto positivo como negativo. El estrés positivo, conocido como “estrés bueno” o “eustrés”, puede motivar a una persona a afrontar desafíos y alcanzar metas. Por otro lado, el estrés negativo, llamado “estrés malo” o “distrés”, puede tener efectos perjudiciales en la salud física y mental si no se maneja adecuadamente.
Es importante destacar que el estrés es una parte normal de la vida y todos experimentamos diferentes niveles de estrés en momentos diversos. Sin embargo, cuando el estrés se vuelve abrumador, persistente o interfiere significativamente con el funcionamiento diario, puede ser necesario buscar formas de manejarlo y reducir sus efectos negativos.
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